El entorno de innovación en México presenta una gran apertura para este 2018. El cambio tecnológico, la transformación social y lo que las empresas y los consumidores necesitan, dictan las tendencias de negocio. Este es terreno fértil para los emprendedores: la oportunidad de identificar oportunidades de negocio y comenzar a desarrollar proyectos y sobresalir en el complejo y competido mundo de los mercados comerciales.

El escenario de inversión en México es actualmente favorable al emprendedor. Se han generado políticas públicas que favorecen la generación de tecnología ya que están relacionadas con la ejecución de acciones en materia de innovación y en la promoción de la industria privada de inversión para fomentar las cadenas de valor y la generación de empleo. Existen clústers tecnológicos en diferentes estados del país que apoyan el desarrollo económico regional. Estos clústers están distribuidos en mapas que se utilizan para identificar los activos en una región y desarrollar conexiones entre los sectores públicos y privados. Existen también múltiples iniciativas para desarrollar el ecosistema de emprendimiento e innovación que están dirigidas a impulsar la generación y el crecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas innovadoras, y a aprovechar el potencial de las universidades y los centros de investigación para convertirse en actores relevantes de procesos de generación y comercialización de tecnología

La generación de innovación es la llave para emprender. Las mejores oportunidades de negocio se derivan de identificar la solución para un problema en la sociedad que es difícil de resolver o que requiere modificarse y mejorarse para ser más eficiente o productivo.

¿Cómo aprovechar el gran potencial de las innovaciones y de las soluciones que se generan para resolver estos problemas de la sociedad? Obteniendo los derechos de propiedad intelectual de estos dispositivos, máquinas, sustancias, etc. que se crean a partir de proyectos de investigación y desarrollo. Es decir, llevando a cabo una apropiación legal adecuada que disminuya el riesgo de que terceros interesados en explotar comercialmente un dispositivo novedoso lo hagan sin respetar la autoría original y que exista una posibilidad de defender este derecho de propiedad, esta facultad de comercializar este desarrollo tecnológico con beneficios económicos para su creador. Es aquí donde las palabras patente, marca registrada, diseño industrial y modelo de utilidad, entre otras, cobran su real valor, frecuentemente no considerado por los emprendedores como la base para establecer su empresa de base tecnológica. Generalmente se omite considerar que el tener los derechos de propiedad industrial de sus desarrollos y de sus empresas, habilita al emprendedor para competir en el mercado. Los derechos de propiedad industrial de sus desarrollos tecnológicos constituyen los activos sobre los cuales la empresa basa su desarrollo y crecimiento. Son estos activos intangibles los que deben gestionarse, administrarse y a los cuales debe hacérseles un análisis de riesgo dentro de un estudio de inteligencia competitiva para diseñar la estrategia óptima de negocio.

El ser emprendedor va más allá de la idea que se tiene de que poner un negocio propio es sinónimo de éxito. No hay nada más lejos de la verdad. El emprendedor requiere un perfil que le permita identificar una oportunidad de negocio a partir de sus derechos de propiedad industrial, diseñar un proyecto y lanzarse al trabajo duro y perseverante con esa visión de la meta que se ha forjado para ese proyecto forjándose el hábito de ser mejor cada día, detectar fortalezas y debilidades para crecer y ya alcanzadas las metas, colaborar con responsabilidad social al desarrollo del país.

Este artículo se publicó previamente en la revista ENTREPRENEUR Vol. 26, No. 1, p. 67, Enero 2018.

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